Institut Català del Peu

Fascitis plantar: síntomas y tratamiento

La fascitis plantar es una inflamación de una membrana o banda de tejido conectivo llamada fascia, localizándose en la planta del pie y que abarca desde el calcáneo a las falanges proximales.

La fascia está formada por células productoras de elementos estructurales del tejido conjuntivo, una sustancia líquida fundamental que da forma a las estructuras y fibras de tejido conjuntivo tales como el colágeno, las fibras reticulares o elásticas.

Las funciones de la fascia son:

1) Dar forma a los tejidos mediante sostén, suspensión y estabilidad.

2) Transmisora de fuerzas. A nivel muscular, cada fibra genera movimiento ejerciendo tensión sobre dichas fibras musculares.

3) Favorece el movimiento por su capacidad de deformación y estiramiento.

4) Ayuda a reparar tejidos fibrosados.

5) Es importante en la comunicación de las diferentes estructuras óseas y musculares.

El síntoma más característico de esta lesión es la presencia de ardor o dolor agudo en la inserción de la fascia (zona interna del talón) sobretodo al levantarse por la mañana, después de un largo rato sentado o al subir escaleras. Al comenzar a caminar, suele reducir el índice de dolor.

En los deportistas, el dolor aparece después de la actividad física, y en caso de no tratar la fascia en estadios incipientes, puede llegar a limitar la vida deportiva. De hecho, si el dolor persiste, aumenta cada vez más su intensidad y llega a abarcar todo el recorrido del arco plantar tardando más en desaparecer dicho dolor.

Las causas que favorecen la aparición de una fascitis plantar son:

  1.  La morfología del pie (pies planos, cavos, valgos, etc).
  2.  Una deambulación patológica o pisada incorrecta.
  3.  El acortamiento de la musculatura posterior de la pierna.
  4.  Calzados inadecuados (tacones altos, calzados no estabilizadores de retropié, etc).
  5.  Sobrepeso.
  6. Cambios bruscos de actividades diarias.

Se debe diferenciar entre el espolón calcáneo y la fascitis plantar. El espolón calcáneo es una calcificación de la inserción en el talón, mientras que la fascitis es causada por una inflamación sin necesidad de acompañarse de un espolón de calcáneo.

Al revés, también se hallan de forma aleatoria espolones de calcáneo en imágenes radiológicas y no siempre el paciente ha sufrido con anterioridad ningún tipo de dolor.

El diagnóstico se basa en el examen físico, el estudio de la pisada y una valoración radiológica si procede.

El tratamiento de la fascitis plantar en las primeras fases consiste en fármacos antiinflamatorios y analgésicos así como ejercicios de estiramientos del tendón de Aquiles, gemelos y de la fascia.

El estiramiento de la fascia influye en el juego de las articulaciones así como en los diferentes planos de movimiento.

Las adherencias de las capas que forman la fascia, provocarán dolor y disminución de la movilidad. Estas son típicas por traumatismos, lesiones o iatrogenias postquirúrgicas o bien por sobrecargas e hiperactividad.

Para obtener el mayor estiramiento posible, es ideal estirar en diferentes planos ya que la fascia atraviesa diferentes planos. Hay que pensar que la fascia contiene gran cantidad de colágeno y agua provocando una capacidad viscoelástica más sólida o más líquida en determinados momentos.

Esto variará en función de la temperatura. Por ejemplo, al levantarnos por la mañana, la fascia se comporta como un sólido ya que nuestra temperatura es más baja. Después de precalentar o deambular un rato, la temperatura corporal aumenta con lo cual la fascia se transforma más en un líquido siendo más elástica.

Los estiramientos básicos son los siguientes:

1) Estiramiento con una toalla:

Nos colocamos sentados en el suelo, con el tronco erguido, las piernas estiradas y los pies rectos. Se coloca la toalla a nivel de la almohadilla plantar (metatarso) y el paciente tracciona de ambos extremos de la toalla hacia sí mismo. Se debe mantener la tracción entre 15 y 30 segundos realizando dicho ejercicio diez veces.

2) Uso de botella o lata como rodillo:

Se hace rodar la botella o la lata sobre el pie desnudo hacia delante y atrás. Utilizar una botella o lata recién sacada del congelador para aplicar frío simultáneamente.

3) Carga sobre una pierna:

Nos apoyamos de forma unipodal sobre el pie afecto de fascitis y afianzando un punto de estabilidad, nos ponemos de puntillas.

Una vez estamos de puntillas, descendemos el talón lentamente hasta contactar con el suelo. Se suele realizar unas diez veces aproximadamente.

4) Estiramiento de la pantorrilla:

Apoyando las manos en una barra o una pared, colocamos la pierna a tratar en posición estirada de manera que la superficie plantar del pie contacta totalmente con el suelo (no debe perder contacto con el suelo durante el ejercicio).

La otra pierna se coloca ligeramente flexionada y acto seguido, desplazamos el cuerpo hacia delante para conseguir una tracción de la pantorrilla. Mantener la posición de máxima tirantez de la rodilla durante diez segundos y repetir el ejercicio diez veces.

5) Estiramiento en escalón o tabla inclinada:

Apoyando uno de los pies en una tabla inclinada, flexionamos la rodilla de la extremidad contraria a la que queremos estirar. Presionamos el talón hacia abajo con la extremidad a estirar durante un minuto y repetimos dicho ejercicio unas cinco veces.

En el caso de no mejorar o recidivar frecuentemente, es recomendable un estudio de la marcha por parte del podólogo con el fin de valorar el uso de plantillas personalizadas que disminuyan la presión en la zona afectada y amortiguar los impactos.

El asesoramiento de un tipo de zapatilla deportiva que no vaya acompañada de un estudio de la pisada por parte del podólogo, no tiene una garantía clínica de éxito.

En fases más avanzadas en las que el dolor persiste con frecuencia e intensidad, podemos recurrir a las infiltraciones o bien a la cirugía como última opción en caso de fascitis plantar crónica o grave.

En definitiva, realizar calentamientos y estiramientos específicos para la planta del pie así como un estudio de la pisada, es una buena prevención frente a la fascitis plantar.

Un pie pronado puede ser causante de fascitis plantar.

 

Un pie cavo puede ser causante de fascitis plantar.

 

Un pie valgo puede ser causante de fascitis plantar.

 

Un pie plano esencial puede ser causante de fascitis plantar.

 

Obsérvese la inflamación en el borde interno del talón.

 

Es muy importante el estudio de la pisada, tanto en prevención como en tratamiento.

 

Ecografía. Severa fascitis plantar con rotura intrasubstancia de la misma.

 

Radiografía. Obsérvese la presencia de espolón calcáneo.

 

Estiramiento mediante toalla.

 

Rodamiento mediante una lata.

 

Aplicación de vendaje neuromuscular por fascitis plantar y espolón calcáneo.

 

Férula domiciliaria para estirar la fascia. Obsérvese la dorsiflexión de los dedos.

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